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“Soy transexual” dijo Lilly Wachowski — antes Andy — la menor de las ahora hermanas Wachowski.


Junto a la mayor, Lana, quien se reconoció como mujer transgénero en el 2012, son las creadoras de películas de culto como Matrix o V for Vendetta, y de la exitosa serie de Netflix: Sense8.

 

En su declaración, Lilly dio numerosas reflexiones dignas de recalcar. La cineasta de 48 años confirmó la noticia luego de haber sido amenazada por numerosos periódicos, quienes le comunicaron su intención de filtrar la noticia. Nick Adams de GLAAD (Gay and Lesbian Alliance Against Defamation) subrayó que ese hecho sigue siendo un problema a mejorar en el trato de los medios respecto al tópico: "no debería haber sido forzada a revelarlo antes de estar preparada para hacerlo” afirmó, agregando: "Los periodistas deben aprender que [una filtración] es inaceptable para un transexual, de la misma manera que es inaceptable para una persona que es gay, lesbiana o bisexual".

 

Pese a las circunstancias, tanto GLAAD como diferentes organizaciones y celebridades en el mundo aplaudieron y apoyaron la decisión de Lilly: “Solo necesitaba tiempo para sentirme cómoda”.

 

Más allá de un mundo binario.

Se estima que, a datos del 2014, existen en Paraguay aproximadamente 700 personas trans, el 90% dedicándose al trabajo sexual. La comunidad trans es la más afectada por diferentes niveles de discriminación, empezando en servicios de salud y instituciones educativas, donde el 90% no termina la Escolar Básica. Todo ello condiciona a una situación de vulnerabilidad que debe ser abordada desde diferentes aristas. Se algo tan básico como dignificar a seres humanos, después de todo.

 

Es por eso que noticias y decisiones como la de Lilly Wachowski son tan importantes como necesarias. Porque visibilizan. Visibilizan una cuestión en la que todavía queda camino por recorrer. Pone en foco y representa, aún en las múltiples diferencias, la situación de muchísimas mujeres transgénero en Paraguay, América Latina, y el mundo. Subraya la importancia del apoyo familiar y del entorno para una transición cómoda y feliz.

 
Wachowski lo sabe, y se considera una persona afortunada: "Tengo la capacidad de pagar el tratamiento de los doctores que me permita pasar con éxito por este proceso".

 

La transición continuará durante toda su vida. "Ahora la teoría de género y la teoría queer dañan a mi pequeño cerebro", dijo la cineasta, quien señala que se trata de un camino por la comprensión de su propia identidad de género. Un camino acompañado por su esposa de más de 20 años.

 

"Ser transgénero no es fácil. Vivimos en un mundo binario de género. Esto significa que cuando eres transgénero tienes que enfrentarte a la dura realidad de vivir el resto de tu vida en un mundo que es abiertamente hostil", subrayando que “necesitamos elevar el diálogo más allá de la simplicidad binaria, que es como un falso ídolo”.

 

Sin embargo, piensa que esa situación puede cambiar: Continuaré siendo optimista y cargando a mi espalda la lucha por el progreso, y en mi propia persona, siendo un ejemplo de que otro mundo es posible.

 

Tanto Lana, la hermana mayor, como Lilly Wachowski son eso, ejemplos. Ejemplos no solo para la comunidad trans, sino para enseñar al mundo sobre otro mundo, uno donde la identidad de género no sea límite para expresar tu capacidad y creatividad. Uno donde no nos estemos perdiendo, por prejuicios, de tanta calidad humana. Y son una excusa, más que válida, para embanderarnos en el camino de lograr el respeto, la inclusión y la igualdad de la comunidad trans. Que se puede lograr, pero exige el compromiso de toda la sociedad.

 

Acordémonos de todo eso la próxima vez que hagamos una maratón de Matrix.

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