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En el Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia, Lesbofobia y Transfobia recordamos que la única forma de erradicar este mal social es a través de la educación. Desde una urgente aprobación del Marco Rector, pasando por la Ley contra toda forma de discriminación y enfatizando la necesidad de corregir el modo en que nos expresamos.


Durante el Primer Encuentro de la Red GayLatino, llevado a cabo en Curitiba en diciembre del año pasado, el doctor Izazola, de Onusida Internacional, afirmaba que Paraguay es el país más homofóbico de la región. Dicho parámetro se centraba en analizar el modo en que cada país respondía a favor de la comunidad LGBTI, desde la educación, la salud, lo laboral y factores como leyes de protección o que avalen igualdad en diversos ámbitos; su existencia y cumplimiento.

 

En setiembre del 2011 el MEC dejó sin efecto el Marco Rector Pedagógico para la Educación Integral de la Sexualidad en el sistema educativo -el llamado Marco Rector- rechazando así una oportunidad de recibir en escuelas y colegios una educación sexual integral científica, que les permitiría construir relaciones igualitarias y evitar de este modo la violencia, el abuso, la explotación o el embarazo adolescente.

 

En el Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia, Lesbofobia y Transfobia ¿por qué nombro el “Marco Rector”? Porque es en la educación donde empieza un cambio real en nuestra sociedad. Comparándonos con Argentina, en Paraguay no contamos siquiera con una Ley contra toda forma de discriminación, ni con una Ley de Género, menos con una Ley de Matrimonio Igualitario. ¿Por qué hablar del tema LGBTI sigue siendo un tabú en nuestro país? ¿Es debido al fanatismo religioso? ¿Ideológico? ¿A la gran ignorancia existente a causa del nivel educativo? Elegí vos, después de todo, cada punto está íntimamente relacionado con los demás.

 

 

Las noticias nos demuestran el nivel en el que aún nos encontramos respecto a la manera en que acá se trata el asunto de los derechos humanos, así como cuando nuestros senadores se burlaron de los gays, mostrando su aversión y poca ética, o la violencia presente cuando una persona trans es atacada por ser visible o parejas del mismo sexo son perseguidas por mostrar su amor en público. Y con solo mirar los comentarios de las personas en en los espacios digitales de los periódicos nacionales vemos realmente el nivel del llamado Juan Pueblo.

 

El lenguaje: El gran perpetuador

Los paraguayos recibimos dos tipos de educación: Uno en la escuela, otro por parte de la sociedad. En esta última se incluye la familia, los vecinos, los amigos cercanos, todas las personas que nos ayudan a formar nuestro carácter y postura. Y es así que nos crían de tal modo en el que usar palabras despectivas como algo normal es ‘gracioso’. El uso de términos como “sos una nenita”, “qué marica”, “putos todos” y un largo etcétera que ya todos conocemos de sobra perpetúa y justifica nuestro comportamiento.

 

Usar un rasgo de una comunidad para burlarse es ofensivo y demuestra el nivel educativo al que fuimos expuestos. Lo tenemos tan normalizado que ya no nos damos cuenta de que nosotros, aunque no tengamos nada contra la comunidad LGBTI estamos denigrando a las personas que forman parte o apoyan a esta comunidad. Las palabras y la forma de expresarnos es un punto demasiado poderoso y debe ser cuidado, aunque uno pase por “argel” al reclamar el modo en el que los otros se expresan, es una lucha que se debe hacer erraricar este modo tan ofensivo de hablar.

 

Paraguay, parte del mundo

A pesar de la no existencia, aún, de avales de protección mediante leyes, la lucha contra la LGBTIfobia se hace cada vez más presente. Internet y los medios internacionales a los que estamos expuestos nos están dando la oportunidad de volvernos aún más críticos. Paraguay es parte del mundo, no es una zona aislada, flotante en el espacio aunque muchos pretendiesen afirmar que es así.

Acá también nos globalizamos. ¿Tenés Facebook? ¿Usás Puma? ¿Tomás Coca-Cola? Lamento decirte que sos tan parte del mundo globalizado como ese que vive en Londres; y es por este mismo motivo que estamos obligados a ser críticos con la situación actual en que vive la comunidad LGBTI en nuestro país.

 

Nos vemos como un país socialmente atrasado frente a nuestros países vecinos, en donde el mismo gobierno promueve la igualdad. Que las personas sigan viendo el Besatón, realizado anualmente como respuesta a la homofobia latente en nuestro país, como algo que les “violenta” también demuestra ese nivel social que tenemos.

 

Antes, en esa lamentable época de los 108, usaron las calles para avergonzar y estigmatizar a los gays por ser diferentes, hoy, Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia, Lesbofobia y Transfobia tomamos las calles, usamos nuestro poder y nos volvemos visibles, los espacios exteriores se vuelven nuestra vitrina y la usamos para decirle al mundo que en nuestro país aún existe la homofobia y que hay un frente de lucha bien puesto, que va a seguir peleando por ser reconocidos en sus derechos, en la igualdad, para ser vistos como lo que somos: Personas.

 

Este no es un acto de violencia. Es un acto de amor.

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