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Oswaldo Montoya es un psicólogo nicaragüense y directivo de la Red Global de Masculinidades, MenEngage, quien estuvo en el país capacitando a los sectores público y privados y al ámbito académico sobre la importancia de una nueva visión integradora sobre el ser hombre.
Las masculinidades son una propuesta de liberación para los hombres, lejos del machismo, el patriarcado y la heteronormatividad que menoscaban la salud de las personas, provocan situaciones de violencia además de relaciones tóxicas y destructivas. La meta a nivel local es la conformación de una Red Nacional de Masculinidades que refuerce mejores prácticas tendientes a un país sin discriminación de ningún tipo, sin violencia y sin LGBTfobia.
¿A qué se refiere usted cuando habla de masculinidades en plural?
Nos referimos a que hay muchas maneras y experiencias de ser hombre por lo tanto no se puede crear una descripción homogénea de lo que es ser un hombre. Hay muchas maneras de vivir la masculinidad. El ser hombre como género está cruzado por otras variantes como clase social, nacionalidad, educación, orientación sexual, etnia, hay tantas variantes que hacen tantas maneras de vivir y ser hombre. A eso nos referimos cuando hablamos de masculinidades
¿Cómo el machismo y la heteronormatividad afectan a los hombres hoy en día?
En primer lugar no nos permite tener relaciones sanas, equitativas con el resto de las personas: con las mujeres y con otros hombres. Porque el machismo y el modelo patriarcal nos impulsan a querer sobresalir, dominar, controlar a los demás. Eso definitivamente nos ocasiona problemas, conflictos, situaciones de violencia, daña nuestra salud, fácilmente podemos entrar en situaciones de accidentes, agresión, abuso de drogas. El machismo es un desastre para el hombre mismo y no digamos para su entorno.
¿Esto tiene que ver en por qué hay un mayor índice de suicidio en hombres que en mujeres?
Absolutamente. Los hombres en el modelo machista tienen mucha dificultad para pedir ayuda, para reconocer su vulnerabilidad, por tanto, se lo guardan y hay un momento en que no saben qué hacer con ese dolo y con esa depresión y toman la lamentable decisión de terminar con sus vidas.
¿Cómo puede conjugarse el concepto de masculinidades con el feminismo?
El feminismo ha permitido a los hombres la posibilidad de replantearse lo que es ser hombre. El feminismo es una propuesta muy liberadora de lo que es ser hombre, propone considerar otras maneras de ser hombre y otras masculinidades no patriarcales y no machistas. Sí hay una contribución muy importante del feminismo a una nueva manera de vivir el ser hombre.
¿Cuáles son los modelos alternativos al de hombre dominante, violento, controlador?
Yo creo que no hay un solo modelo, hay que promover múltiples modelos y múltiples maneras de trascender ese modelo patriarcal y permitir a los hombres ser humanos sin la obsesión de ajustarse a un modelo específico de ser hombres.
Una propuesta que a mí me parece interesante, hay autores que hablan de masculinidad integrada en donde los hombres podamos reconciliarnos con la feminidad e integrarla. Los hombres deben tener el derecho humano a la ternura, la vulnerabilidad, a los espacios íntimos, al cuidado, al cariño. Todo esto ha sido visto como exclusivo de mujeres y por lo tanto rechazable por los hombres. La masculinidad integrada habla de poder incorporar esa dimensión negada en los hombres como una manera de establecer relaciones de igualdad y equidad.
¿Por qué los hombres deberían involucrarse en la lucha por la igualdad de género y contra la LGBTfobia?
En primer lugar porque es lo correcto, es lo que debemos hacer, es lo justo involucrarnos a transformar patrones históricos de discriminación, de opresión hacia la mujer, hacia las personas gays, lesbianas, etc. Pero además de eso, nos conviene personalmente porque es una manera de vivir la vida con mayor libertad porque vivimos en compañía de mujeres: familia, amigas, hijas, compañeras; tenemos una conexión muy profunda con las mujeres. Conviene también al desarrollo económico de nuestras familias, de nuestras comunidades. Por donde uno lo vea hay muchas motivaciones.
Al hablar usted de libertad, ¿quiere decir que los hombres experimentan opresión?
Claro. Porque hay una tremenda presión cultural e institucional de ajustarnos al modelo estereotipado de ser hombre caracterizado por la violencia, dominación, control, la detentación de poder económico, el rechazo a lo femenino, la heterosexualidad obligatoria. Todos estos elementos hacen que los hombres vivamos constantemente presionados a demostrar que somos hombres bajo el modelo patriarcal.
¿De qué manera puede deconstruirse el machismo para lograr una mayor igualdad entre hombres y mujeres y una región sin LGBTfobia?
En primer lugar, crear un espacio seguro para que los hombres puedan reflexionar sobre estos temas porque en la vida cotidiana no hay muchas oportunidades. Todo el mundo está jugando esa apariencia de que uno sí lo tiene todo resuelto, de que uno es un verdadero hombre, que uno no tiene problemas, pero en la intimidad uno se da cuenta de que esto se vive con mucho dolor y confusión. Crear un espacio para reflexionar. Atreverse a cuestionar lo que nos han enseñado la cultura, los medios de comunicación, la escuela. Ese es el paso número uno. Y luego, un espacio de encuentro con otros, porque uno puede hacer un proceso individual pero necesita a otros y otras para trabajar esto, para agarrar valor y apoyarse mutuamente. Entonces ahí uno puede proponerse cambios, atreverse a nuevas relaciones y prácticas y crear espacios de apoyo grupal, de redes.