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“Creo que deberían cambiar sus estúpidas reglas, ¿verdad?” Madonna.


La semana pasada se volvió viral el video de dos jóvenes de Pedro Juan Caballero que se demostraron su amor de manera muy emotiva y tierna (http://goo.gl/dbXHUf). Ya del video hemos visto y leído muchísimo, pero ¿qué pasa con las reacciones de las personas que estaban alrededor de ellos?

 

Un amigo me comentaba que ser gay en el interior del país es completamente diferente a serlo en Asunción, quizá este estigma palideció luego de ver cómo los amigos y compañeros de esta pareja vitorearon el encuentro de ambos.

 

Más allá de los comentarios negativos que se podrían encontrar al respecto, es innegable cuánta aceptación hay al respecto y esto es digno de celebrar. De un tiempo a esta parte, el sector más conservador de la sociedad ha criticado cualquier otra manifestación que no sea la “normal”, es decir, la que ellos reconocen como lo que está bien.

 

Pero tenemos que decir que el hecho de que no sea algo cotidiano, o no se dé en la vida de ellos, no significa que no sea normal. No ahondaré en cuestiones históricas, ya bien sabemos que desde todos los tiempos han existido desde parejas gays hasta infinitas declaraciones de amor en forma de cartas o cuadros de grandes artistas. Hemos venido normalizando lo que es normal aunque gran parte de nuestra sociedad aún haga la vista gorda al respecto, negándolo.

 

Como en el artículo referido a heterofobia (http://goo.gl/s8IS9A), donde se explica lo considerado normal por la sociedad es aquello que se enseña como tal, es decir, está condicionado, podemos entender que las muestras de cariño son normales y no tienen nada de malo aunque quizá en el día a día de muchas familias no se vea, pero ¿qué hay de las familias en donde sí hay o padres homoparentales o hijos, hijas, tíos o tías gays? Entonces para ellos esto está normalizado.

 

Una de las cosas más resaltantes del video es la reacción de los compañeros. Algo de lo que tanto se habla últimamente es del bullying que sufren algunas personas en el ámbito educativo, y este empieza a sufrir un gran reverso al ver cómo hay más apoyo del que muchos quizá quieran aceptar.

Los jóvenes ya no son el futuro, son el presente y están dando una gran lección sobre aceptación e igualdad, van tomando terreno al comprender que lo que está mal es el rechazo y que más allá de lo que pudiesen decir sus padres, o los mismos profesores, ellos tienen una postura y van a pelear por ella.

Más allá de los beneficios que recibimos como una sociedad saludable, donde vamos comprendiendo que la diversidad nos enriquece, también la comunidad LGBTI recibe beneficios positivos, porque los que aún deben esconderse por temor ahora podrán ver que hay numerosos grupos de apoyo y resguardo que velarán por su bienestar. Así poco a poco podremos ir cambiando esa alarmante cifra de estimativo de vida de jóvenes lgbt, que es apenas de 15 años, por una respuesta positiva y alentadora que los lleve a aceptarse como son y dejar de tenerle miedo a la sociedad.

 

Gestos como estos, en una sociedad tan homofóbica y machista como la paraguaya, nos dan un empujón importante en nuestra visibilización y la lucha por nuestros derechos, porque una vez más podemos ver cómo el amor es la herramienta más poderosa para cambiar esas estúpidas reglas que nos buscan imponer.

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