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Esteban Paulon es un referente latinoamericano, el vicepresidente de la Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGBT), una federación que emuló la experiencia española y se gestó con una agenda precisa: la consecución del matrimonio igualitario y la ley de identidad de género en Argentina.


Ambas leyes fueron logradas a principios de esta década, y Argentina es actualmente un modelo para Latinoamérica en lo que a derechos LGBT respecta. No obstante, Latinoamérica se encuentra con un panorama bien dividido, uno donde aún persiste con fuerza un pasado arraigado en el fanatismo y el conservadurismo, y otro que no solo va cediendo al paso de los tiempos sino que va encabezando los cambios mundiales hacia sociedades y sistemas jurídicos más justos y respetuosos de los derechos humanos.

Esteban Paulon fue uno de los actores importantes que participó en la experiencia argentina, una historia sin parangón que contó con los esfuerzos conjuntos de múltiples movimientos sociales y activistas, no solo LGBT sino de diversas causas sociales e inclusive desde el ámbito académico, la industria cultural y los medios de comunicación.

 

Los mismos derechos, con los mismos nombres

La igualdad fue conquistada en Argentina, no con el apartheid de una figura jurídica separada sino dentro de la ley misma de matrimonio civil, modificada para volverla inclusiva y acorde a la diversidad imperante en la realidad.

 

“Estaba esa discusión de si unión civil o matrimonio. Si la unión civil era más moderna, si era mejor tener una institución para nosotros o no. La verdad, nosotros en función de los países que habían aprobado ya el matrimonio también comprendimos que podíamos trabajar para que hubiera distintas leyes y que nuestras familias tuvieran la protección legal que quisieran. Pero que eso tiene que hacerse en pie de igualdad desde el cual todos tuviéramos los mismos derechos, y los mismos derechos hay que conquistarlos con los mismos nombres. Tener un paquete de derechos que sean similares al matrimonio no es igualdad”, explica Paulon.

 

“La igualdad consiste en que se puedan remover las barreras que impiden que todos accedamos a los mismos lugares, a los mismos derechos, a las mismas situaciones sin ningún tipo de discriminación y menos aún motivada esa discriminación por la orientación sexual y la identidad de género.”

 

¿Por qué Argentina fue la primera en América Latina?

Esteban Paulon responde señalando la revalorización de los movimientos sociales en la coyuntura de la terrible crisis que azotó a la Argentina después del 2001. “Argentina vivió momentos de muchisima pobreza y hubo mecanismos de organización comunitaria para superar esa exclusión”, relata el activista. Las diferentes organizaciones sociales trabajaron en conjunto, desde varios ámbitos y hasta luchas, por la consecución de una sociedad con menor desigualdad y mayor respeto por los derechos humanos. “Logramos colar nuestra agenda de diversidad, que es una cuestión lógica porque lesbianas, gays y trans estamos en todos lados. Estamos en todos los partidos políticos, en todas las organizaciones de derechos humanos, estamos en las universidades, en las escuelas y estamos en los medios de comunicación también, en las industrias culturales. Entonces, las organizaciones sociales, aunque no fueran específicamente LGBTI”.

 

La situación en el resto de Sudamérica

El activista argentino señala que en todos los países existen organizaciones movilizadas, no obstante, las respuestas estatales son distintas:

Uruguay: “Es un país que está muy a la par de Argentina, tiene un marco legal muy parecido salvo la ley de identidad de género que ellos la aprobaron antes que nosotros y están intentando reformarla porque está un poco atrasada, pero tienen la ley.”

 
Chile: “Aprobó una ley de unión de parejas que no es lo que uno hubiese esperado, pero está en la agenda el matrimonio igualitario. Está debatiéndose una ley de identidad de género.”

 
Paraguay: “Mucha organización comunitaria pero muy poca respuesta por parte del Estado, al contrario, con una respuesta de discriminación y de represión. Un gobierno muy evangélico y católico.”

 
Brasil: “Con buen marco de derechos por vía de la Justicia y el Parlamento pero con una situación social que ha incrementado la violencia homofóbica y transfóbica.”

 
Bolivia: “El gobierno acaba de mandar al Parlamento un proyecto de ley de identidad de género”.

 
Perú: “Perú posee una situación muy similar a Paraguay si bien Perú tiene ahora políticas públicas. Tiene un Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables que trabaja el tema de la discriminación pero la verdad es que no ha habido políticas contundentes. Cuando se quiso discutir la unión civil en el congreso fue muy rechazada. Lo que ha tenido de positivo todo esto es que se ha generado una movilización social y comunitaria muy grande, con unas primeras marchas muy multitudinarias a favor de la unión civil y eso de a poco va a ir calando también, va rompiendo algunas barreras que existen también en los sectores parlamentarios y políticos para el apoyo de las leyes.”

 
Colombia: “Con avances importantes en la identidad de género de la mano del gobierno. Un decreto del presidente Santos puso en práctica una ley de identidad de género muy parecida a la argentina, pero aún hay algunas dificultades con el tema del matrimonio. Es inminente que la Corte legalice el matrimonio igualitario en Colombia. Ya han legalizado la adopción, y distintos derechos. Las organizaciones y la justicia han avanzado.”

 
Venezuela y Ecuador: “Son países que se proclaman del socialismo del siglo XXI, pero un socialismo donde los derechos LGBT no entran. Hay una oposición muy fuerte y cerrada de los presidentes Correa y Maduro en avanzar siquiera en algún derecho para el colectivo LGBT. Vamos a ver ahora ante el cambio de escenario en Venezuela si el gobierno decide darle aire a la agenda LGBT como para ampliar su base de apoyo, o si lo hace la oposición, que posee activistas.”

 
Derechos LGBT, ¿cuestión de izquierda o derecha?

“No, para nada. Y cada vez menos en el mundo. Por supuesto hay espacios políticos más afines, sobre todo los socialdemócratas, de centroizquierda. Algunos de los espacios de la izquierda emergente, de los partidos emergentes, han asumido esta agenda. Cuando uno ve los países que han aprobado el matrimonio igualitario por ley, en general lo han hecho, salvo Suecia o Inglaterra, gobiernos progresistas, de centroizquierda o socialdemócratas. Pero en casi todos los casos hay un importante apoyo de la centroderecha también y eso es un fenómeno que se va viendo a nivel internacional.”

 

En Latinoamérica tal experiencia se replica, con aliados tanto de la derecha como en la izquierda. En Argentina, el hoy presidente Mauricio Macri, de la centroderecha, permitió que se celebrara el primer matrimonio en su país y fueron votos tanto del oficialismo como de la oposición los que permitieron la modificación de la ley de matrimonio.

 

En Chile, México y Uruguay también se dio la misma situación, en donde partidos tanto de la derecha como de la izquierda aunaron esfuerzos para la consecución ya sea de la unión civil o el matrimonio igualitario. “Yo creo que hoy no es un debate que divide tanto entre izquierda y derecha sino entre espacios y partidos políticos que quieren vivir en países modernos, democráticos, plurales y abiertos o los que quieren seguir viviendo en la caverna. Cada vez más es así.”

 

Así, el debate queda claro como una cuestión no de horizontes políticos sino de visiones históricas, una embestida de cosmovisiones. Una se muestra claramente retrógrada, con bases en el fundamentalismo religioso, en la negación de los derechos humanos y a favor de las desigualdades y todo tipo de violencia. Otra, busca la igualdad en el respeto y reconocimiento a la diversidad y persigue el progreso defendiendo los derechos humanos. De un lado tenemos el autoritarismo de la visión única e indiscutible que es impuesta verticalmente y del otro, la democracia que reconoce y se cimienta en una sociedad plural con ciudadanos libres e iguales en derechos.

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