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Históricamente, Paraguay ha sido marcado por el machismo como el modelo definitorio de su cultura, y por ende, de nuestra forma de pensar y hacer las cosas. Hoy, gracias al avance de la tecnología y el constante traspaso de conocimiento e información, podemos asegurar que esta peste debe ser erradicada de manera definitiva de nuestro país. ¿Por qué? Porque nos hemos convertido en el doloroso resultado de una cultura machista que necesita avanzar. Avanzar en igualdad de derechos y oportunidades para todos y todas. Ahora, pongámoslo en contexto:


Familia

La historiadora Ana Barreto señala en un artículo para el Diario ABC que el modelo europeo introducido a finales del siglo XIX a nuestro país a través de los diarios de la época promovió una manifestación machista que se arraigó gracias a la elite asuncena. Por su parte, el Lic. Ismael Gaona (APREVIM Paraguay) indica en el mismo artículo que la consolidación del “macho” se da a través de sus lenguajes y actitudes tanto en su vida familiar como social y esto acaba afectando ámbitos públicos o privados, incluso en la forma en que se administra la justicia.

Cómo se concibe el rol masculino basado en el mito de la superioridad del hombre

Esto se da debido a la construcción cultural, basada en la historia de la evolución de la socialización de los roles de género, y particularmente en cómo se concibe el rol masculino basado en el mito de la superioridad de los hombres por sobre las mujeres. En la sociedad recolectora y cazadora la mujer también salía a cazar, pero eventualmente, como esta se halla mejor condicionada para el cuidado de los bebés, acabaron siendo los hombres quienes salían a cazar. Esa es la tradición ideológica machista, que considera al hombre como el “sexo fuerte”, que es dueño de la mujer y que esto es natural e inevitable.

De este modo, el marcador queda así:

Machismo: 1 / Sociedad: 0

Educación

Además de la familia, el ámbito educativo es el segundo lugar de formación con el que contamos. Hablando puntualmente, existen varios temas que no son tratados debidamente a causa del sonado rechazo a la educación sexual en las escuelas como parte del currículo educativo, esto no se trata de sexualizar aspectos “íntimos” de una pareja, esto se trata de abrir un debate sobre la discriminación de género, sobre los estereotipos, la violencia sexual, la prevención de riesgos como enfermedades o el embarazo adolescente y el uso de preservativos.

 

Campaña Paraguay Humano

 

Este rechazo viene dado por un ámbito fuertemente religioso que no promueve una educación sanitaria de calidad, porque hay que entender que las religiones en general son construcciones que parten del poder masculino por sobre el resto y no dejan ver con claridad la falencia que está generando esto en nuestra educación.
Una sociedad educada y con pensamiento crítico es una que entiende cosas tan básicas del ser humano como sus derechos primarios como persona. Una persona educada no discrimina, es tolerante, es inclusiva. La actitud machista se burla de la sexualidad al sexualizar aspectos que considera diferentes o diversos a su forma de pensar, y por ello regula todo tipo de información para no permitir a otros crear un pensamiento crítico.
No hablar del machismo, evitarlo o negarlo, es una forma de control y es un impedimento a una educación de calidad.

Machismo: 2 / Sociedad: 0

Igualdad de derechos

Esa creencia de que un sexo es inferior o superior al otro, la burla o la descalificación hacia la apariencia o conducta de las mujeres o de los hombres al imponer una noción de masculinidad o feminidad genera una actitud intolerante frente a todo lo que no quepa en ese modelo.
Ticio Escobar señala que “la homofobia es hija de un pensamiento intolerante”, y esto es claramente visible en la discriminación hacia los grupos mal llamados minoritarios, reflejando el rechazo a lo que es diferente del varón heterosexual, como por ejemplo el colectivo lgtb, feministas u otros. Y es así como los derechos básicos y la dignidad de estos grupos de personas se ven afectados y negados.

 

Matrimonio igualitario.

 

Una persona con una buena educación entiende que la homofobia, básicamente, no tiene sentido, porque esta actitud lleva a negarle a un colectivo sus derechos básicos como ser humano por el simple hecho de no ser como el estereotipo de hombre o mujer impuesto culturalmente. La palabrería denigrante, las actitudes intolerantes, la negación de derechos o el obviar aspectos de nuestra Constitución o de las leyes son construcciones machistas que se establecieron como “normales” y que se deben suprimir.

Machismo: 3 / Sociedad: 0

Así, el marcador va en contra de nuestra construcción como una sociedad saludable, estamos lejos de ser una porque hemos dejado que el machismo sea un elemento de control social y explotación sexista dentro de nuestra cultura. Y han sido varios los factores los que vienen contribuyendo a su supervivencia y continuidad: el tipo de educación que se da en la familia y en el ámbito escolar, o las leyes discriminatorias o no inclusivas; pero también se da en la discriminación en el ámbito religioso, la división sexista en el trabajo, el aspecto académico, o el de la salud.


No nos detenemos a pensar que todo lo construido socialmente es para comodidad del macho paraguayo, y esto acaba afectando la calidad de la salud, de la respuesta laboral, de nuestra construcción cultural. Y lo realmente importante no se hace: no erradica la violencia contra la mujer, ni contra las comunidades minoritarias como la lgbt, la indígena o la que posee capacidades diferentes. Si te parás a pensar, nos afecta en todo y el machismo nos termina haciendo un seis a cero como sociedad.


Si en su momento los modelos a seguir los tomamos de Europa u otros países ¿no te parece que es hora de hacerlo otra vez y aplicar esos modelos inclusivos a nuestra sociedad?


Una sociedad de por sí consta de muchos pilares que son diversos, son diferentes unos de otros, pero el machismo continua pretendiendo esconderlo con frases groseras y actitudes bochornosas. Estamos perdiendo como sociedad.


Pero es posible erradicar este germen machista de nuestra sociedad, porque esa conducta de pretender que el dominio del hombre es algo natural es en realidad una pauta cultural y, por lo tanto, variable. Y es esto lo que iremos planteando paso por paso en los próximos artículos, para que sea comprensible el modo en que hemos estado seguido dichas pautas y cómo podemos cambiarlas para volver algo positivo.
Está en nuestras manos revertir el marcador.

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