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El juicio a un artista por una perfomance de denuncia es una escandalosa muestra, para indignación internacional, de que el Estado paraguayo incumple con los derechos humanos. La comunidad LGBT, la libertad de expresión y las manifestaciones artísticas se encuentran siendo gravemente reprimidas y violentadas en Paraguay y podemos afirmar que nuestro colectivo hoy se encuentra atravesando el momento más oscuro desde el final de la era estronista.
“Paraguay no me mates” es el nombre de la performance en donde el artista Bruno Comas, en el pasado festival Besatón, denunciaba la violencia de una sociedad terriblemente homofóbica, autoritaria y con doble moral. Como respuesta, la fiscalía inició un proceso legal absurdo alegando supuestos actos exhibicionistas ante niñas y niños en situación de calle. Inclusive, la fiscalía solicitó la identificación de todas las personas que hayan participado del festival, una persecución que nos remite al trágico suceso de septiembre de 1959.
La causa fue elevada a juicio oral y esta repudiable situación demuestra que la práctica estronista de cacería de personas pertenecientes a la comunidad de LGBT continúa vigente en las instituciones paraguayas. Así también, el Estado paraguayo se encuentra incurriendo en prácticas totalitarias de criminalización del arte y violación a las libertades civiles.
Desde SOMOSGAY elevamos nuestra denuncia a instancias internacionales ya que el caso del artista Bruno Comas trasciende toda individualidad puesto que es el colectivo LGBT paraguayo entero el perseguido y violentado con prácticas indignas de una democracia y de un Estado de derecho. Las personas LGBT no estamos seguras en Paraguay ya que es el mismo Estado el que nos criminaliza, reprime, violenta y persigue. Sobreseimiento para Bruno. Dictadura Nunca Más.