Noticias
El 17 de mayo se recuerda en el mundo el día mundial contra la homofobia, transfobia y la bifobia. ¿Cómo vemos esta fecha desde Latinoamérica?
Ser gay, lesbiana, trans o bisexual en Latinoamérica es un acto de valor y lo es más aún serlo abiertamente. Vivimos en una región sumamente violenta y hostil que se encuentra viviendo el embate de una ola conservadora. Los logros que han alcanzado, algunos países, deben ser defendidos aún sin descanso (http://bit.ly/1T9JZm8) y en otros países aún deben asumirse los tiempos actuales.
Crímenes de odio, discriminación, encarcelamientos. Negación de derechos tales como el matrimonio, el acceso a la salud. Violencia no solo física sino también verbal. Esas son algunas de las realidades hoy en día en la región. Aún adolecemos de la enfermedad denominada homofobia, el temor u odio hacia varones gays y mujeres lesbianas. También padecemos transfobia, el temor u odio hacia las personas transgénero. Y además existe otro mal, el de la bifobia o temor u odio hacia las personas bisexuales. Las tres enfermedades se reducen a las palabras repetitivas “temor u odio”.
¿Cuántos más habrán de morir en nuestra región para que reconozcamos que la discriminación es una enfermedad social que mata? En Chile hubo de ocurrir un nefasto crimen, el de Daniel Zamudio, que ocurrió un aciago 27 de marzo de 2012. Una vida que apenas se despertaba a los 24 años fue brutalmente arrancada, con golpes y torturas indescriptibles. Era un joven trabajador que quería estudiar modelaje y la madre, hasta el día de hoy, no perdona lo que le hicieron a su hijo. Todo por haber sido gay. En el país andino se movilizó la sociedad entera por indignación ante este crimen -y ante los otros Danieles y Danielas anónimos que seguro encontraron el mismo final- y se promulgó la Ley 20.609, Ley Antidiscriminación o Ley Zamudio (http://bcn.cl/1uyqt). Daniel es solo un caso en la región, de los miles que acontecen a diario. Otras vidas invalorables gays, lesbianas y trans también han sufrido y sufren aún ese final a raíz de la enfermedad social de la LGTBfobia, un mal esparcido en nuestro continente latino.
Perú en San Valentín
El pasado 13 de febrero, la víspera del día de San Valentín, día en donde las parejas en el mundo se demuestran amor, personas LGTBI se dieron cita públicamente bajo el lema “Besos contra la LGTBfobia” (http://bit.ly/1Tm449S). La respuesta del gobierno, en la Plaza de Armas de Lima, fue de una brutal represión en un país considerado altamente violento y discriminatorio en contra de las personas LGTB quienes en un 90% experimentan situaciones violentas en gran medida perpetradas por algún familiar.
En dicho país los crímenes de odio contra miembros de la comunidad tampoco están tipificados. André Mere (@an_mere), activista gay y afroperuano comenta: “De parte del Estado no hay ningún interés por brindar una protección a las poblaciones LGTB ni por eliminar la homofobia existente. En los próximos cinco años del nuevo gobierno tampoco le veo mucho avance, espero equivocarme”. Mere señala también que, a pesar de no poder afirmar que la homofobia haya disminuido en el Perú, ahora gracias a las redes sociales hay más mecanismos de denuncia.
No obstante, la LGTBfobia se exacerba aún más según la clase social y el origen étnico. “Existen muchas variables de discriminación que como movimiento muchas veces no tomamos en cuenta, como la clasista o racista. La situación de vulnerabilidad o exposición a la homofobia de una persona blanca, con dinero y que vive en un distrito urbano es completamente diferente a la de una persona negra, pobre y que vive en un distrito rural. Las personas negras y gays nos exponemos a una discriminación racista y homofóbica, que muchas veces viene desde el mismo movimiento, por ello es necesario que nuestro accionar como gays y como movimiento social sea antirracista y anticlasista, que no quede solo en discurso”, sostiene el activista.
Luchar ha permitido avanzar
A pesar de la adversidad, nuestra región ha avanzado y se resiste a retroceder. Tenemos activistas, organizaciones y redes que se encuentran trabajando incansablemente en pos del progreso y de la defensa de derechos (http://bit.ly/1U8dS7U).
Argentina fue la pionera en implementar el matrimonio igualitario (http://bit.ly/1R0WHPZ) y en abril de este año Colombia se sumó al concierto de naciones latinoamericanas en otorgar igualdad de derechos a las parejas del mismo sexo. Brasil y Uruguay también conforman el grupo de las ahora cuatro naciones sudamericanas con matrimonio igualitario. En México es posible contraer nupcias en Distrito Federal, Coahuila y Quintana Roo. La figura de la unión civil existe en Ecuador y en Chile. En este último país está en proyecto la figura del matrimonio y en Venezuela también se están emprendiendo pasos hacia ese fin por lo que cada vez más países latinos despiertan a la realidad de adaptar sus códigos jurídicos para garantizar los derechos de todos sus ciudadanos.
Las relaciones entre personas del mismo sexo no están penalizadas en ningún territorio de Hispanoamérica o en el Brasil, aunque sí subsiste la discriminación legal en países caribeños como Barbados, Belice, Granada, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago. Leyes antidiscriminación están vigentes en países como Chile, Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia.
Es posible curar la LGTBfobia
Las enfermedades de la homofobia, las lesbofobia, la transfobia y la bifobia, con origen en el odio y la ignorancia, truncan vidas. Las curas a estos males no son difíciles de vislumbrar pero sí requieren de perseverancia, tiempo y esfuerzos titánicos.
La educación y el amor son quizá algunas de las soluciones principales. Educar para cercenar estos siglos de ignorancia impuestos a nuestro continente es una condición sine qua non para que los latinoamericanos podamos sobresalir en desarrollo con sociedades más justas y prósperas. Y el amor, porque nadie debe ser torturado ni asesinado por algo tan noble y humano como amar y esa es la idea detrás de todos los besatones organizados en Latinoamérica.
Fotografía de portada: Renzo Salazar para sinetiquetas.org.