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El abuso de poder es una realidad arraigada en nuestra sociedad paraguaya y tiene todo que ver con el machismo, siempre inseparable del autoritarismo. En nuestra cultura de violencia, a los hombres se les educa para ser violentos, dominantes y todas nuestras relaciones giran en torno a la explotación y el abuso. El mundo del fútbol nunca fue la excepción.
El fútbol es un reflejo de todo lo que acontece con nuestra cultura paraguaya; es el ámbito en donde la masculinidad machista, autoritaria y prepotente tiene su máxima implosión. En este ambiente, el abuso de poder es moneda corriente, como en gran parte de la sociedad, en donde hombres, gays o bisexuales, así como mujeres, heterosexuales, lesbianas, bisexuales o trans, sufren de explotación ya sea para acceder o mantener un empleo.
Nuestra cultura paraguaya machista construye relaciones teniendo como base la violencia y la prepotencia. Los hombres son educados para ser violentos y dominantes; todo nuestro sistema de valores gira en torno al autoritarismo, la sumisión y por supuesto, el machismo.
En el caso puntual que circula en la opinión pública, repudiamos los indicios de abuso de poder tanto como repudiamos el tratamiento morboso de parte de los medios de comunicación que hacen mayor hincapié en la orientación sexual de las personas antes que en el problema de fondo: el abuso de poder, la explotación laboral y sexual y el machismo que se vive en el mundo del fútbol. Este énfasis en la orientación sexual impide abordar de raíz esta lamentable situación a la vez que nos ocasiona un grave daño a las personas LGBT.
Es apremiante pensar y educar en nuevas masculinidades, más saludables, que no estén basadas en la violencia. Debemos discutir cómo los hombres se relacionan con otros hombres y cómo esta masculinidad nociva, que tiene como fruto estos casos de abusos de poder, está también relacionada con los casos de violencia hacia la mujer.
Como organización sostenemos que todos los casos de abusos deben ser denunciados, reportados y atendidos en la brevedad con redes de apoyo efectivas para las víctimas. SOMOSGAY considera que esta es una oportunidad invaluable para que las autoridades, a la luz de lo que sucede con este caso, puedan de una vez investigar y sancionar a quienes sostienen institucionalmente la explotación y el atropello a la dignidad humana de cientos de compatriotas de todas las edades.
Hacemos responsables a todas ellas de garantizar el respeto irrestricto a los derechos humanos en todas las esferas y solicitamos a los medios de comunicación una cobertura más responsable, puesto que las personas LGBT, además de padecer abusos, padecemos la LGTBfobia aún muy instalada en la sociedad.