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El abuso sexual de niños y adolescentes es un tema en extremo delicado y que lastimosamente dista muchas veces de tener un abordaje científico falto de prejuicios y con una perspectiva de derechos. Por el bien de nuestros niños y adolescentes debemos contar los hechos e informarnos con respaldo científico para de esta manera erradicar el flagelo y no distraernos en chivos expiatorios.
Al examinar información verificada y estudios desmontamos mitos que lejos de combatir un flagelo, crean más estigma, dolor y discriminación. De acuerdo a datos de la UNICEF, “las estadísticas indican que la mayoría de los abusadores son varones heterosexuales adaptados socialmente”, si bien los agresores no poseen un perfil de personalidad específico o enfermedad mental determinada. El mismo organismo en otro documento señala que “el mayor número de abusos sexuales es cometido por personas de la familia de la víctima, en especial padres, padrastros y parejas de la madre”.
Desde SOMOSGAY conversamos con el Mag. Ariel González, psicólogo clínico, docente universitario y especialista en educación sexual y sexología clínica con masterado en salud sexual.
¿Cuál es el perfil de un abusador sexual?
Establecer un perfil es el deseo de cualquier persona que se interese en prevenir los abusos sexuales; sin embargo, el consenso profesional es que no existe un perfil único de un abusador sexual; es decir, puede ser cualquier persona. Sí estadísticamente se sabe que los abusadores son en general personas allegadas a sus víctimas: como por ejemplo familiares y vecinos; inclusive, existen abundantes datos que muchos abusos sexuales ocurren en el seno del hogar o incluso dentro de grupos religiosos; espacios en donde en teoría se podría asumir que el niño, la niña o el adolescente se encuentra con mayor nivel de seguridad.
¿La orientación sexual influye en el perfil de un abusador sexual? ¿Por qué?
No. No existe estudio científico alguno aplicado en diferentes poblaciones y culturas que determine correlación o significancia estadística relevante de que la orientación sexual esté vinculada con mayor o menor influencia en el perfil de un abusador o abusadora sexual. Como descrito anteriormente, puede ser cualquier persona; sin embargo, sí se calcula estadísticamente que al menos el 10% de la población mundial es de orientación diferente a la heterosexual (homosexual, bisexual, asexual, etc) por lo que se podría inferir que la mayoría de las personas que cometieron abusos sexuales no sería de orientación diferente a la heterosexual.
Por otro lado, también se debe mencionar que no todas las personas abusadoras sexuales son reportadas y no todas las víctimas de abuso sexual denuncia el hecho; así que las propias estadísticas sobre abuso sexual estarían en error al describir la realidad imperante.
¿Por qué persiste la falsa creencia que ahora está queriendo rebrotar, de que las personas LGBT son abusadoras potenciales? ¿Cómo hacer frente a tal mito con información certera y verificable?
Por homofobia, por ignorancia, por fundamentalismos y por miedo a lo diferente; existen posturas tanto sociológicas, antropológicas y psicológicas de que el ser humano necesita de patrones pre-establecidos para "funcionar sanamente".
Nuestra cultura paraguaya es heredera de años de dictadura, de bajo nivel educativo y de machismo extremo; un ejemplo común de un patrón pre-establecido en Paraguay es creer que determinada mujer de campo se embarazó del "pombero" porque "ella le buscó"; actualmente cualquier persona con cierta formación sabe que el pombero es un mito, que las mujeres son violentadas y hasta asesinadas casi de manera común en nuestro país y que difícilmente se desarrolle un embarazo sin la presencia de dos personas humanas; pero en este 2017, aún existen personas que defienden la veracidad de estos sucesos.
De igual manera, muchos paraguayos usan al colectivo LGBT por su propia homofobia, por su ignorancia, por su fundamentalismo y por su miedo a lo diferente para incriminarlas, sin base científica alguna, de que son abusadores potenciales; cualquier persona formada, con cierta autoconciencia sexual y más aún para cualquier especialista en sexología, sabe que esto es una falacia.
Considero que para hacer frente, se deben realizar intervenciones en diferentes niveles, es algo tan complejo, pero lo ejemplifico así: gobiernos con perspectiva de derechos sexuales que satisfagan las necesidades básicas de las personas, espacios y tiempos para hablar sobre salud sexual, personas líderes de diferentes áreas (activistas, profesionales, políticos, etc) que promuevan y defiendan información sobre prevención del abuso sexual, medios de comunicación sensibles a la temática y finalmente, individuos que asuman que algunos patrones culturales pre-establecidos nos afectan a todos de manera negativa, directa e indirectamente.
¿Cómo identificar a un niño o adolescente que haya padecido abuso sexual?
Se conocen diferentes indicadores de abuso sexual en niños, niñas y adolescentes; y antes de citarlos es importante resaltar que la existencia de uno o algunos indicadores no necesariamente representa certeza de que se está ante una víctima de abuso sexual.
Los indicadores más conocidos son: cambios repentinos en la conducta alimenticia, dificultad para conciliar el sueño, presentarse distraído o distante de la situación en la que se encuentra, cambios repentinos en los estados de ánimo: rabia, alegría, tristeza, angustia, etc; entabla conversaciones sobre temas sexuales o los menciona de manera constante, evita hablar de secretos que se tiene con personas de mayor edad; dibuja, escribe o pinta escenas o figuras sexuales; establece términos sexuales iguales a los de un adulto en una conversación; manifiesta que su cuerpo es sucio o siente aversión hacia el mismo; irritaciones en los genitales y en otros casos, sangrados en la misma zona, ano o boca.
¿Cómo prevenir el abuso infantil?
A mi criterio, toda la sociedad debe hacer frente a nuestras reglas heredadas que no nos permiten tener una vida sana y que ayudan directa e indirectamente a que se sigan dando los abusos sexuales, Más allá de recetas macro (políticas públicas: educación sexual integral de la sexualidad con base científica y adecuada para cada etapa evolutiva y contexto social, por ejemplo), la mayoría puede aportar con recetas micro: hablar de sexualidad, pedir ayuda a expertos ante dudas, decir no sé sin miedo al ridículo, hablar de la prevención de los abusos sexuales, alentar y apoyar a las personas y sobre todo a los niños y adolescentes a que denuncien, apoyar adecuadamente a las víctimas, y así, poco a poco, en "pequeños grupos" al menos, modificar las características culturales que afectan negativamente a víctimas de abuso sexual y colectivos de nuestro propio entorno, y tener ese pensamiento de grupo, de sociedad, de inclusión, en donde nuestras diferencias en realidad lo que hacen es reforzar la solidaridad, la paz y la riqueza de la naturaleza humana.
Si nos protegemos entre todos, hay más chances de que los abusos sexuales desaparezcan de nuestra sociedad y que los niños, niñas y adolescentes crezcan en una sociedad que les ayuda a vivir sana e integralmente.
Más información sobre el Mag. Ariel González Galeano
Psicólogo Clínico y Docente de la Universidad Nacional de Asunción, Especialista en Educación Sexual y en Sexología Clínica por la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual - FLASSES, Máster en Salud Sexual y Sexología por la UNED de Madrid - España. Gerente General de ECIS (Educación, Clínica e Investigación en Sexualidad) y representante de la organización ante la World Association for Sexual Health - WAS.
Para culminar, compartimos algunos mitos desmentidos por UNICEF respecto al abuso infantil. Para leer más, recomendamos el enlace.
Mito: El abuso infantil no es frecuente.
Verdad: Sí lo es. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos dice que 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declararon haber sufrido abuso en la infancia.
Mito: Los niños y adolescentes que padecieron abuso serán agresores sexuales el resto de su vida.
Verdad: Este mito es fuertemente estigmatizante para las víctimas -especialmente varones- e induce a mantener el secreto para evitar ser vistos como agresores sexuales.
Mito: Los abusos ocurren solo en familias de escasos recursos
Verdad: Ocurren en todos los estratos socioculturales.
Mito: Los niños mienten
Verdad: Este mito indica un prejuicio de descalificación e invalidación de los dichos de los niños.
Mito: Es mejor que los niños no reciban información sobre abuso sexual
Verdad: Los programas educativos ayudan a que los niños desarrollen habilidades para protegerse.