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Chile se unió hace días a Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Ecuador, Costa Rica y a 24 de los 32 estados de México, el grupo de países latinoamericanos que reconocen el matrimonio igualitario. Cabe mencionar el caso de Bolivia cuyo Servicio de Registro Cívico reconoció la unión civil de dos hombres en el 2020, a pesar de que en ese país todavía no se garantiza este derecho. Ante una región que avanza, Paraguay está quedando atrás. 

Paraguay, cada vez más aislado al negar derechos para todas las familias

El Estado paraguayo aún persigue legislativamente a sus habitantes LGBTI+ contraviniendo su propia Carta Magna y tratados internacionales ratificados en materia de derechos humanos. La Constitución Nacional señala en su artículo 46: “Todos los habitantes de la República son iguales en dignidad y derechos. No se admiten discriminaciones. El Estado removerá los obstáculos e impedirá los factores que las mantengan o las propicien”.

Por otro lado, la CIDH emitió un fallo en el 2018 señalando que el vínculo familiar puede derivar de una relación de una pareja del mismo sexo y estimando que es obligación de los Estados proteger los derechos de estas parejas “sin discriminación alguna con respecto a las parejas entre personas heterosexuales”. Paraguay ratificó en 1989 la Convención Interamericana de Derechos Humanos y en 1993 reconoció la competencia obligatoria de la CIDH por lo que el Gobierno no puede seguir ignorando este urgente llamado.

Celebramos que Chile haya dado un significativo paso como sociedad. En el 2022 más naciones se unirán al concierto de Estados con una democracia más plena, con cada vez menos rincones en el planeta donde se discrimine a las personas LGBTI. Gracias al esfuerzo de activistas y al legado de muchas personas que dedicaron sus vidas, Paraguay dejará de ser el único país del Cono Sur anclado al pasado. Leyes como la de matrimonio igualitario y la de identidad de género estarán vigentes para garantizar los mismos derechos a todas las personas y todas las familias.